domingo, 22 de noviembre de 2015

Mi relación con el invierno

Ya noté que volviste, tu presencia hace que mi cara se sonroje... a veces creo que me estás enamorando. Mis pies y manos se ponen heladas cuando te veo llegar. Es una relación extraña... la piel se me pone de gallina... me pongo más ropa encima... el closet agradece y me muestra todo lo que ofrece...

El abrigo que consigo me da placer usarlo en tu presencia... es un constante alivio cuando me preparo para verte... te hago frente con sueteres de lana y chaquetas muy decentes. Los gorritos y guantes son mis mejores aliados... pero las bufandas se ponen celosas cuando tengo que escoger cual es la más hermosa...

Salgo a la calle y te siento intensamente, la ropa me protege y mi calor corporal lucha por quedarse cerca de mi piel. Mi rostro es valiente... siente mejor que nadie el viento frío que soplas sin precedentes. Mi nariz es el termómetro perfecto y mis labios intentan no quebrarse... cada vez más rojos parecen volverse incandecentes...

Ya sé que tu visita es larga en Irlanda. Es la tercera vez que nos vemos. Es una relación extraña... me gustas y disgustas en un mismo instante. Me recuerdas el frío de las galaxias que no conozco, me haces sentir en un planeta lejano, donde el sol se transforma en manjar cada vez que salgo a pasear y sorprendida lo encuentro esparciendo sus rayos durante mi caminar...

Nada puedo hacer, solo te puedo aceptar, porque en algunos meses sé que me vas a dejar, no podré hacer nada, solo volverte a esperar... Es la relación que tengo con el invierno... una historia cíclica de nunca acabar...

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