
Muchos ratones corrían por los pasadizos de la iglesia más grande que había visto en mi vida! Algunos me perseguían, pero cuando salía del perímetro religioso estaba completamente a salvo. Una bruja quiso limpiarme y algunos santeros me acechaban, querían coser mi ceja en nombre de mis fallas. Logré escapar y corrí lo más lejos que pude. En la cama de alguna habitación desconocida un gato gris de gran tamaño me hacía cosquillas e intentaba besarme, hasta que puse los puntos claros... Luego salió otro muy colorido y más charlatán, parecía de comiquita, pero no lo era. Todo se tornaba confuso pero a la vez había magia en todo aquello. Me di cuenta que tenía un camino que emprender al ver aquella bebé de manos grandes y rostro inocente, quien conversaba conmigo sin problema alguno mientras su madre la llevaba en brazos. Es un largo camino!
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