Mientras tanto recorro el tranvía de los proyectos que me absorben el tiempo sin pedir permiso, se presentaron ante mi puerta y entraron a invadir mi espacio, como si supieran que son lo que realmente necesito, sin preguntarme sobre mis anhelos, sin darme la oportunidad de elegir otra cosa más, porque siempre están allí, aún cuando yo les sonrío debido a la droga diaria que invade mi cuerpo, esa droga del día día que tanto enloquece, bajo los mismos dilemas, bajo la misma incertidumbre y alegría sumergida.
No se dan por vencidos... esos proyectos perfectos que me activan sin poderlos analizar completamente, llegan tan rápido, que debo tomarlos y ser con ellos lo que soy y lo que quiero ser, me muestran un camino que no conozco y que poco a poco voy descubriendo, no son sueños planeados, son sorpresas que me levantan cada mañana disfrazados de rutina, que me alzan y me hacen crecer frente a los obstáculos que de otra forma me perdería.
Son lo que son y para lo que son, me hacen ser lo que es y vivir lo que es vida... Me guían para que luego yo los guíe, me enfrentan para que luego yo los enfrente...
Pero mi pregunta no se quebranta: dónde quedaron mis sueños? aquellos que nunca soñé? aquellos que nunca planifiqué? Aquí y ahora... tal vez?