miércoles, 1 de abril de 2009

Confesiones de Afrodita "la víctima"


Allí estaba él; solo dormía, esta vez su sueño no le complacía, esta vez necesitaba su cuerpo, esta vez lloraba de nuevo. Solo quería besarlo, ser besada, ser amada, y él; solo dormía. Comenzaba a darle excusas para no acercarse más de lo necesario, excusas que Afrodita no entendía y que le dolían en el fondo de su corazón.

No sabía si algo andaba mal consigo misma, comenzó a sentirse poco deseada, poco sensual, poca mujer. La Afrodita vibrante apagaba su luz poco a poco, nisiquiera había cabida para "Ella" que ahora parecía ser solo un reflejo de otro "Yo" un reflejo desgastado de Afrodita "la víctima"

Su ego fue convirtiendose en desconfianza, inseguridad, temor... Y "Ella" solo continuaba observando, como solo la conciencia misma lo puede hacer, como una mente dividida en dos personalidades distintas. Lágrimas caían nuevamente en las hojas que revelaron ésta historia, mientras la lencería agrietaba el deseo y enfriaba la pasión de Afrodíta.

Atenea no respiraba, parecía incluso que había dejado de existir, pero se encontrada sumida en un profundo sueño, reprimida por todo este dilema.

La intimidad que conseguía no era satisfactoria, él parecía hacerlo por compromiso, con presión, con molestia, eso era inaceptable y triste. La frustación de esa situación era inevitable y poco a poco Afrodita fue callando, aquietando su dolor y explotando solo para "Ella" sin saber por qué le ocurría ésto, sin saber cómo era posible que le pasara esto a una mujer tan brillante y deseada por otros... Era inexplicable

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