En un mundo de compras vertiginosas, falta de tiempo y ganas de no sé qué... Vivimos en ansiedad, en un mundo desconocido, con ganas de darle un sentido a todo esto que llamamos vida... Y la verdad es que a simple vista nada parecer tener sentido sin que le otorguemos alguno, pero a veces, oh a veces todo parece pasar por una razón, y conectamos los puntos hacia atrás. Es entonces cuando todo nos huele a magia disfrazada de casualidad y volvemos a tener esperanza, a encontrarle un sentido a cada cosa.
La verdad es que somos demasiados seres humanos creyendo que somos los protagonistas de una película, y aunque en cierto modo si lo seamos, no puedo evitar dejar de pensar en lo pasajero que es todo esto, en el sufrimiento humano y las injusticias. Sin embargo, no puedo dejar pasar mi asombro por las personas comprometidas, que con su historia personal tan diminuta entre la inmensidad humana, pusieron un granito de arena, de esos que valen oro y son dignos de admirar a pesar de la falta de sentido que por si mismo parece nuestro pasaje por esta tierra.
Gracias a la imaginación y al deseo seguimos aquí, creyendo en algo, conquistando lo que nunca pidió ser conquistado pero que como abejas en un panal, nos apegamos a esa miel deliciosa: el potencial de experimentar en primera persona la seducción hacia lo desconocido.